Constantes
episodios de contaminación del agua potable durante todo el 2019
llevaron a los vecinos de dicha localidad a presentar un recurso de
protección ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso.
Eduardo Andrade
Domingo 26 de enero 2020 12:29 hrs.
Radio/Diario U. de Chile.
Desde hace casi diez años, la junta de vecinos de Quintay -una
localidad costera perteneciente a la comuna de Casablanca- asegura
mantener una lucha constante por un mejor acceso al agua potable.
Eso mismo, por ejemplo, ha servido para que en la actualidad cuenten con un sistema de desalinización manual de agua que, hasta hace un tiempo, funcionaba relativamente bien.
¿Qué pasó entonces para que la gente de este pueblo se viera obligada a comprar bidones de agua o a ir a la plaza para abastecerse de los contendedores que coloca su municipalidad?
El abogado asesor de la junta de vecinos, Gabriel Muñoz, conversó con nuestro medio y lo explicó así:
“El agua en Quintay ha salido siempre de un color café en todo el año 2019, pero se empezó a incrementar con mayor fuerza desde octubre en adelante. Eso llevó a sospechar que el agua estaba contaminada, pero la autoridad sanitaria, teniendo conocimiento, no hizo absolutamente nada, por lo que los vecinos encargaron un estudio a un laboratorio autónomo”.
El estudio cuyos resultados fueron entregados a la Junta en los primeros días del 2020, demostró que el agua turbia que hacía sospechar a la ciudadanía, efectivamente contenía niveles elevados de manganeso y hierro. Sin embargo, para Muñoz, aquello no es más que solo la punta del iceberg de una crisis medioambiental que atraviesa Quintay.
Así, por ejemplo, el abogado recordó que, en la misma localidad, sí existe un sector privilegiado con mejor acceso al agua potable y que es dueño de la misma en aproximadamente un 90 por ciento: el condominio Santa Augusta, un complejo habitacional y deportivo que, según Muñoz, no está conforme y va por más.
“Existen dos megaproyectos inmobiliarios en Santa Augusta que aumentarán su capacidad, además del proyecto Altavista, que está en Playa Chica. Por todo lado hay una crisis ambiental. No hay agua, no hay acceso al borde costero, el agua está privatizada, el estero Los Jotes -donde se abastecían de agua la mayoría de la gente de Quintay- se secó producto del exceso de toma de agua de parte del club de golf Santa Augusta”, criticó.
Esta situación ha dejado a Quintay a expensas del Programa de Agua Potable Rural (APR), que le pertenece a la Dirección de Obras Hidráulicas de Valparaíso (DOH). Pero ante el nulo pronunciamiento de dichas autoridades, la municipalidad de Casablanca ha previsto una serie de acciones paliativas para no dejar a Quintay en la sequía absoluta.
En conversación con nuestro medio, la directora de la Dirección de Desarrollo Comunitario de la municipalidad, Luz María Godoy, dio detalles de sus medidas de contingencia.
“Como municipalidad nos hemos preocupado desde hace dos años de estar entregando agua a los vecinos de Quintay, y en estos últimos días, por lo que se han presentado, estamos entregando mayor cantidad de agua. Van dos días a la semana, más el día sábado. Hemos puesto a disposición un camión aljibe que puede ir las veces que sea necesario si los contenedores nuestros ya no cuentan con el agua suficiente”, aseguró.
Por su parte, los habitantes de la localidad se resisten a que estas medidas sean parte de su normalidad. La presidenta de la junta de vecinos, Naomi Porras, criticó directamente a la Dirección de Obras Hidráulicas por su falta de soluciones en esta crisis.
“Dicen que hace nueve años están asesorando al Comité de APR. No sé de qué forma, si estuvieran al tanto de esta situación y que el agua desde hace años atrás también ha salido así, se supone que como entidad fiscalizadora y de asesoramiento del Comité de APR, deberían tener un registro y medidas ante situaciones de emergencia como esta”, precisó.
No obstante, la junta de vecinos, en representación de Gabriel Muñoz, ya ha presentado un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso por este caso. Aunque en primera instancia dicho recurso no fue admitido, Muñoz adelantó que se volvió a ingresar, y se piensa incluso acudir posteriormente a la Corte Suprema.
Eso mismo, por ejemplo, ha servido para que en la actualidad cuenten con un sistema de desalinización manual de agua que, hasta hace un tiempo, funcionaba relativamente bien.
¿Qué pasó entonces para que la gente de este pueblo se viera obligada a comprar bidones de agua o a ir a la plaza para abastecerse de los contendedores que coloca su municipalidad?
El abogado asesor de la junta de vecinos, Gabriel Muñoz, conversó con nuestro medio y lo explicó así:
“El agua en Quintay ha salido siempre de un color café en todo el año 2019, pero se empezó a incrementar con mayor fuerza desde octubre en adelante. Eso llevó a sospechar que el agua estaba contaminada, pero la autoridad sanitaria, teniendo conocimiento, no hizo absolutamente nada, por lo que los vecinos encargaron un estudio a un laboratorio autónomo”.
El estudio cuyos resultados fueron entregados a la Junta en los primeros días del 2020, demostró que el agua turbia que hacía sospechar a la ciudadanía, efectivamente contenía niveles elevados de manganeso y hierro. Sin embargo, para Muñoz, aquello no es más que solo la punta del iceberg de una crisis medioambiental que atraviesa Quintay.
Así, por ejemplo, el abogado recordó que, en la misma localidad, sí existe un sector privilegiado con mejor acceso al agua potable y que es dueño de la misma en aproximadamente un 90 por ciento: el condominio Santa Augusta, un complejo habitacional y deportivo que, según Muñoz, no está conforme y va por más.
“Existen dos megaproyectos inmobiliarios en Santa Augusta que aumentarán su capacidad, además del proyecto Altavista, que está en Playa Chica. Por todo lado hay una crisis ambiental. No hay agua, no hay acceso al borde costero, el agua está privatizada, el estero Los Jotes -donde se abastecían de agua la mayoría de la gente de Quintay- se secó producto del exceso de toma de agua de parte del club de golf Santa Augusta”, criticó.
Esta situación ha dejado a Quintay a expensas del Programa de Agua Potable Rural (APR), que le pertenece a la Dirección de Obras Hidráulicas de Valparaíso (DOH). Pero ante el nulo pronunciamiento de dichas autoridades, la municipalidad de Casablanca ha previsto una serie de acciones paliativas para no dejar a Quintay en la sequía absoluta.
En conversación con nuestro medio, la directora de la Dirección de Desarrollo Comunitario de la municipalidad, Luz María Godoy, dio detalles de sus medidas de contingencia.
“Como municipalidad nos hemos preocupado desde hace dos años de estar entregando agua a los vecinos de Quintay, y en estos últimos días, por lo que se han presentado, estamos entregando mayor cantidad de agua. Van dos días a la semana, más el día sábado. Hemos puesto a disposición un camión aljibe que puede ir las veces que sea necesario si los contenedores nuestros ya no cuentan con el agua suficiente”, aseguró.
Por su parte, los habitantes de la localidad se resisten a que estas medidas sean parte de su normalidad. La presidenta de la junta de vecinos, Naomi Porras, criticó directamente a la Dirección de Obras Hidráulicas por su falta de soluciones en esta crisis.
“Dicen que hace nueve años están asesorando al Comité de APR. No sé de qué forma, si estuvieran al tanto de esta situación y que el agua desde hace años atrás también ha salido así, se supone que como entidad fiscalizadora y de asesoramiento del Comité de APR, deberían tener un registro y medidas ante situaciones de emergencia como esta”, precisó.
No obstante, la junta de vecinos, en representación de Gabriel Muñoz, ya ha presentado un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso por este caso. Aunque en primera instancia dicho recurso no fue admitido, Muñoz adelantó que se volvió a ingresar, y se piensa incluso acudir posteriormente a la Corte Suprema.
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