El ataque frontal está a la vuelta de la esquina
Escribe Arturo Alejandro Muñoz
Circula
en redes sociales una especie de ‘paper’ (texto que presenta los
resultados de una investigación teórica) apuntando a la posible
respuesta que tendría la derecha chilena respecto del proceso
constituyente. Interesante asunto, y preocupante, además.
Se
menciona las dos alternativas que, supuestamente, tendría ese sector de
la política chilena sobre la materia mencionada, aunque bien sabemos
cómo y cuánto reacciona si se produce el fracaso de sus intereses en un
sistema democrático (y con mayor razón en uno supuestamente democrático,
como el que nos rige hoy). La Historia permite aseverarlo, y el
panorama no es halagüeño.
Los
hechos acaecidos y las reacciones de las cofradías políticas, así como
la respuesta entregada por los medios de prensa que dominan el escenario
informativo nacional, certifican que la derecha económica y la derecha
política han regresado al mismo temor insano que les sacudió la
epidermis y el bolsillo a finales del año 1970. El largo paréntesis
colmado de neoliberalismo salvaje, iniciado en 1973, está recibiendo
andanadas de buen calibre enviadas por un actor nuevo, un actor que no
pensaban que pudiese existir en este Chile semidormido políticamente,
subsumido en las deudas originadas por el dinero plástico, el consumismo
desatado y la indefensión en que le ha dejado un estado ausente… El
pueblo, un gigante que gusta dormir durante largas décadas, pero al
despertar cobra cuentas, pasa factura y explota en ira si sus demandas
no han sido satisfechas.
Ese
‘paper’ en cuestión, menciona dos fases que la derecha usaría en el
actual proceso constituyente. La primera de ellas apunta a internalizar
en la gente la idea del ’rechazo’ a una nueva Constitución, llamando a
votar de esa manera en la consulta plebiscitaria del próximo mes de
abril. La segunda fase, en caso de triunfar la alternativa “Apruebo”,
consistiría en lograr nuevamente acuerdos con la actual oposición para
copar con elementos propios las comisiones constituyentes (en caso de
haber triunfado también esa opción) , o trabajar unidos (oficialismo y
oposición) en el supuesto que venciera la alternativa que deje en manos
del Congreso la redacción de la nueva carta magna.
Me
permito agregar una tercera fase a las anteriores, y creo que me asiste
la razón histórica para hacerlo. Si la derecha es derrotada en abril,
parece difícil que pueda quedarse tranquila aceptando y obedeciendo el
mandato popular. Aplicaría, eso creo, la frase que Richard Nixon se
despachó en octubre de 1970 en la Casa Blanca luego del triunfo de la
Unidad Popular en las elecciones de septiembre de aquel año: “Haremos
gritar a la economía chilena”.
Todo
escéptico puede apostar sobre seguro que la derecha, si pierde su
postura en el plebiscito de abril, retomará con fuerza las viejas
prácticas y conocidas artimañas del desabastecimiento, la carestía, el
desempleo, la violencia callejera, la procuración del caos citadino…
Cuenta para ello con la ‘prensa canalla’ (léase Emol, Copesa y canales
de TV abierta), con los gremios empresariales (Sofofa, CPC, Banca
afiliada, Cámara de Comercio, etc.), y por supuesto con esa mano de gato
que siempre le ha sido de extrema utilidad: el gremio de los dueños del
transporte, los camioneros.
Frente
a esa realidad (porque eso es, una realidad), el pueblo tiene pocas
opciones, ya que aquellas organizaciones que deberían representarlo y
defenderlo se encuentran en estado catatónico. El mundillo sindical, la
Central Unitaria de Trabajadores, la Central Clasista de Trabajadores (o
como se llame), los partidos políticos dizque izquierdistas y
progresistas, los colegios profesionales, las federaciones
estudiantiles, las poblacionales, las campesinas (especialmente aquellas
conformadas por trabajadoras temporeras y temporeros), nuestros
’representantes’ en el Congreso Nacional, todos, sin excepción, con luz
propia brillan por su ausencia, pusilanimidad y desunión. Forman el
‘gran archipiélago del pueblo chileno”.
Parece
cuento de terror, o relato irrisible, pero ni siquiera en la dictadura
los trabajadores chilenos estuvieron tan solos, vapuleados, explotados e
indefensos como ahora. En aquella durísima época actuaban con valentía,
unidad y decisión organizaciones como la Coordinadora Nacional Sindical
(¡salud!, querido y recordado Manuel Bustos Huerta), el Comando
Nacional de Trabajadores, la CEPCH, la CTC, la FEUC, la FECH, etc. ¿Y
hoy?
El
sistema neoliberal logró un éxito rotundo al dejar a los chilenos en la
más absoluta indefensión. En nuestro país debes rascarte con tus
débiles uñas. Nadie va a ayudarte si tienes problemas de salud, de
educación, de pensiones o de jubilación. ¿Tienes problemas cardíacos,
hepáticos, gástricos? ¡Paga! ¿Quieres que tus hijos se eduquen bien?
¡Paga! ¿No tienes dinero suficiente para ello? ¡Endéudate y endeuda a tu
gente hasta la tercera generación, aunque eso reduzca tus ingresos en
un 60% y te haga más pobre e indefenso de lo que eras antes de solicitar
la ayuda bancaria!
No
lo dude, amable lector, la derecha apuesta a continuar con ese mismo
estado de cosas, y usted lo sabe, no se haga el despistado. Los
’coroneles’ de la UDI y de RN, apoyados desde fuera de sus tiendas por
desquiciados como José Antonio Kast y algunos pastores de iglesias
evangélicas que destacan por explotar a los fieles, moverán cielo, mar y
tierra en procura de mantener incólume el statu quo que subyace en la
Constitución de las bayonetas, esa de 1980 y sus reformillas indecentes
realizadas por inefables izquierdistas como Lagos Escobar, el faraón’
del mega empresariado transnacional… el peor de todos.
Sumando
y restando, puedo asegurarle, amigo lector, que la derecha tiene
preparado el ataque frontal mientras nuestros insignes representantes,
nuestros inteligentes, doctorados y audaces líderes de múltiples niveles
y colores, duermen el plácido sueño de la autocomplacencia academicista
sobre el colchón de la egolatría y apoyados en la almohada del
ideologismo deshuesado.
En
esas manos estamos. No obstante, me permito repetir la frase cantada
por Piero, “al pueblo lo que es del pueblo… al pueblo liberación”. Y
agrego: ‘sólo el pueblo defiende al pueblo.’
En sus manos está, querido y amable lector. Es momento de despertar.
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